Cómo prepararte emocionalmente para el cambio de estación: lecciones del Equinoccio de Otoño
- Nora Blancas
- 16 sept
- 5 Min. de lectura
Hay momentos del año que nos invitan, casi sin darnos cuenta, a hacer pausas necesarias. El Equinoccio de Otoño es uno de ellos. Más allá de los cambios en la luz, la temperatura y el color de las hojas, esta fecha tiene un eco interior profundo: es la transición del afuera hacia el adentro, del florecimiento hacia la cosecha, de la expansión al recogimiento.
En muchas tradiciones, el equinoccio simboliza equilibrio, introspección y transformación. Y en el cuerpo —ese territorio donde todo se siente primero— también podemos experimentarlo como una invitación a movernos distinto, sentir diferente y habitar nuevas emociones.
Desde la danzaterapia y el acompañamiento emocional a través del cuerpo y el movimiento, te comparto algunas claves para transitar este cambio estacional con presencia, sensibilidad y propósito.
1. El Equilibrio como experiencia viva: ni estático, ni perfecto
Durante el Equinoccio, el día y la noche duran exactamente lo mismo. No hay predominio, no hay exceso. Este punto de equilibrio es efímero pero poderoso: nos recuerda que lo armónico no es estático, sino que vive en la oscilación consciente.
En danzaterapia, el cuerpo explora esta noción constantemente. Equilibrarse no significa quedarse quieto, sino encontrar el centro en medio del movimiento. Entre la rigidez del control y la inercia del caos, hay un espacio donde podemos sostenernos con presencia.
🌿 Propuesta corporal: “Habitar el vaivén”
Busca un lugar tranquilo y ponte de pie con los pies paralelos. Cierra los ojos y comienza a balancearte muy suavemente de un pie al otro. No se trata de lograr un ritmo perfecto, sino de explorar el desplazamiento del peso y observar cómo responde tu cuerpo.
Hazte estas preguntas internas:
¿Qué necesito para sostenerme en medio del cambio?
¿Qué parte de mí resiste el desequilibrio?
¿Qué parte de mí lo desea?
Este ejercicio no solo activa tu sistema vestibular y tu conciencia corporal, sino que abre un espacio interno para reconocer cómo estás transitando tus propios movimientos vitales.
2. Soltar como acto emocional y físico
El otoño es la estación de soltar. Lo vemos en la naturaleza: las hojas caen, los árboles se despojan de lo que ya no necesitan para sobrevivir el invierno. ¿Y tú? ¿Qué estás cargando que podrías dejar ir?
Soltar no es solo una acción mental. El cuerpo también guarda apegos: tensiones, patrones, emociones acumuladas. En danzaterapia, trabajamos ese “soltar físico” a través de la respiración, el movimiento pendular, la descarga de energía.
🍂 Propuesta de movimiento: “Danza de las hojas”
Pon una canción instrumental que te conecte con lo melancólico o lo nostálgico (puede ser piano, cuerdas, o música del mundo). De pie o sentad@, imagina que eres un árbol soltando hojas.
Tus brazos se mueven como ramas que liberan.
Tus manos sueltan.
Tus piernas aflojan peso.
Permite que tu cuerpo exprese el gesto de dejar ir, sin juzgarlo. Llora si necesitas. Suspira. Quédate con lo que surja.
Y luego, pregúntate:
“¿Qué he soltado que ya no me define, y qué quiero invitar para la nueva temporada?”
3. El cuerpo: tu brújula para transitar el cambio
Cada estación nos atraviesa fisiológica y emocionalmente. En otoño, muchas personas sienten una baja de energía, una necesidad de ir más lento, o un aumento en la sensibilidad emocional. No es casualidad: nuestro cuerpo responde al entorno y guarda sus propias estaciones internas.
Pero en una sociedad que nos empuja a seguir al mismo ritmo todo el año, escuchar ese descenso energético puede sentirse incómodo, incluso culposo.
Desde la danzaterapia, sostenemos este momento como una oportunidad para darle voz al cuerpo: observar cómo se siente, qué pide, qué necesita.
🧭 Ejercicio de autopercepción: “El clima interno”
Haz una pausa breve en tu día. Cierra los ojos, lleva una mano al pecho y otra al vientre. Respira profundo.
Luego, hazte estas preguntas:
Si mi cuerpo fuera una estación hoy, ¿cuál sería?
¿Qué emociones están más presentes?
¿Qué tipo de movimiento me haría bien?
Puedes traducir esa sensación en un microbaile espontáneo: un gesto, un desplazamiento, un ritmo. El objetivo no es estético, sino conectivo.
4. Crear rituales: marcos simbólicos para lo emocional
Los cambios estacionales, aunque cíclicos, pueden traernos sensaciones de pérdida, incertidumbre o nostalgia. Por eso, crear pequeños rituales personales puede ayudarnos a darle forma y sentido a lo que estamos atravesando.
Un ritual no necesita ser místico ni complejo. Basta con que sea intencionado y sentido. En danzaterapia, muchas veces usamos estos marcos simbólicos para cerrar etapas, agradecer lo vivido o abrir espacio para algo nuevo.
🔸 Ritual sugerido: “Transitar el umbral”
Busca un lugar íntimo y sin interrupciones.Toma una hoja y escribe:
Tres cosas que agradeces del ciclo que termina.
Tres cosas que estás lista/o para soltar.
Tres intenciones para este nuevo tiempo.
Luego, pon música suave. Baila estas palabras. No necesitas comprender todo. Solo sentir. Deja que el cuerpo las transforme.
Puedes quemar la hoja después, guardarla, o simplemente dejarla en un lugar visible como recordatorio de tu intención.
5. Hablarlo también es moverse
A veces, el cuerpo no quiere moverse. O está cansado. O saturado. En esos casos, hablar puede ser otra forma de moverse, de poner en circulación lo que estaba estancado adentro.
Durante las transiciones estacionales, muchas personas experimentan una tristeza sutil, una sensación de no encajar, de necesitar contención sin saber cómo pedirla. En esos momentos, contar con un espacio de escucha puede hacer toda la diferencia.
Por eso, si sientes que este cambio de estación te está removiendo emocionalmente, y te cuesta ponerlo en palabras o sostenerlo solx, puedes escribirnos. Estamos para acompañarte.
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Algunas ideas para integrar este cambio estacional desde el cuerpo y la emoción
Aquí te dejo una pequeña lista de acciones simples, conscientes y poderosas que puedes realizar durante este cambio de estación:
🌰 Sal a caminar entre hojas secas. Siente el crujido bajo tus pies y usa ese sonido como anclaje.
🧣 Haz una pausa cada tarde para estirarte lentamente. Que cada estiramiento sea una forma de agradecerle al cuerpo su sostén.
🫖 Crea un ritual de té o infusión consciente. Siente el calor que entra, respira su aroma, deja que te abrace por dentro.
📝 Escribe un diario de “transición de temporada”, donde registres cómo cambia tu energía, tus emociones, tus sueños.
💃 Regálate un baile libre una vez por semana. Sin forma, sin espejo. Solo tú y tu cuerpo.
En resumen…
El Equinoccio de Otoño es mucho más que el inicio de una nueva estación. Es un llamado a mirar hacia adentro, a equilibrar nuestras emociones, y a movernos con más consciencia.
El cuerpo sabe, recuerda, anticipa. Solo necesita tiempo y espacio para expresarse.
La danza de este tiempo no es explosiva ni intensa. Es una danza suave, interna, como la caída lenta de una hoja que ya cumplió su ciclo.
Permítete habitar esa cadencia. Acompáñate en el proceso.

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